Tuesday, January 30, 2007

Allá no hace falta tomar ninguna iniciativa. El gobierno se encarga de que la gente tenga cubiertas ‘todas sus necesidades básicas’, dice Mirta Ojito

La Opinionn.com/entretenimiento/arte_y_cultura/?rkey=00000000000001108510

Una mirada íntima y personal sobre Cuba

La periodista Mirta Ojito publica libro sobre su vida en la isla que extraña

Juan Rodríguez Flores
juan.rodriguez@laopinion.com
28 de enero de 2007

En su libro El mañana la periodista y escritora cubana Mirta Ojito describe las experiencias que vivió en su país natal hasta antes de emigrar hacia Estados Unidos, durante el fenómeno conocido como "El Mariel". Pero no lo hace con una visión política a favor o en contra de Fidel Castro. En lugar de ello cuenta los incidentes por los que tuvo que pasar, junto con los miembros de su familia, con un lenguaje que de tan sencillo y directo se vuelve conmovedor.

Aunque era algo que deseaba fervientemente, a Mirta Ojito no le resultó tan fácil dejar atrás a su país el 23 de abril de 1980. Tanto así que los primeros dos años que pasaron ella, sus padres y su hermana, en una pequeña ciudad de la Florida, se pasó llorando la mayor parte del tiempo.

"Tenía apenas 16 años de edad y me resultaba imposible superar la tristeza y la nostalgia que sentía en esos momentos. Extrañaba el mundo en el que había crecido y tenía ganas de volver a mi barrio y verme nuevamente con todas mis amigas", comentó Ojito en una entrevista. "El mejor refugio que encontré para acostumbrarme a mi nueva vida fueron la lectura y el estudio. Por más de 24 meses no leí un solo libro en español. Sabía que solamente aprendiendo el idioma inglés podría encontrar un lugar para mí en esta sociedad".

Superado ese primer gran obstáculo —hecho que le permitió varios años después ir primero a la Universidad de Miami y luego a la de Florida Atlantic a estudiar la carrera de periodismo—, Mirta Ojito siguió pensando en regresar a Cuba en cuanto tuviera una oportunidad de hacerlo.

"Cuando salí de la universidad empecé a escribir como free lance para algunas pequeñas publicaciones. Después me invitaron a trabajar en The Miami Herald y luego en The New Herald. Ahí estuve durante algunos años, hasta que The New York Times me ofreció un puesto de tiempo completo dentro de su equipo de redacción. La experiencia que adquirí entonces me ayudó mucho durante el proceso de escribir mi libro".

Debido a los cambios que se produjeron en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, y como resultado de una asignación que le dio The New York Times para cubrir la visita del Papa Juan Pablo II a la isla, Mirta Ojito finalmente consiguió volver a Cuba. Para ese entonces habían transcurrido 17 años y ocho meses desde el momento que salió de su país natal.

"No fue nada fácil enfrentarme a todo aquello que era parte de mi pasado. Tardé un poco en aceptar la idea de que estaba en un lugar estrechamente ligado a mi vida. Era como si todas las cosas se hubieran detenido en el tiempo. En cierto sentido todo parecía igual. Aunque la ciudad estaba vieja y deteriorada, la gente seguía siendo gentil y amable. Cuando fui a mi casa y la encontré exactamente como la habíamos dejado no pude contener la emoción y las lágrimas".

Luego de ese primer encuentro que tuvo con su pasado —sobre el que escribió un extenso artículo publicado por The New York Times, Mirta Ojito empezó a recordar los incidentes políticos que provocaron el éxodo de El Mariel y la imagen del capitán del barco "El Mañana" en el que viajaron de Cuba a territorio estadounidense.

"No había pensado, en esos momentos, escribir un libro. Esta idea fue creciendo a medida que llevaba a cabo la búsqueda de ese hombre que arriesgó su propia vida para salvar la de nosotros. Me preguntaba por qué motivos alguien como él, un veterano de la guerra de Vietnam, había tomado la decisión de ayudarnos sin tener mucho que ganar a cambio. Finalmente, cuando pude encontrarlo en un muelle de New Orleans, le pude dar las gracias a nombre mío y de todos aquellos que cruzamos la distancia que nos separaba de la libertad".

Pero aunque el núcleo central de El mañana gira en torno a vida de Mirta Ojito y su familia en Cuba, el libro también va reconstruyendo, de forma paralela, la serie de eventos políticos que se fueron desarrollando hasta desembocar en la multitudinaria salida de cubanos desde el puerto conocido por el nombre de El Mariel.

"Yo no tenía suficientes conocimientos acerca de quiénes, de forma directa o indirecta, contribuyeron para que esto pudiera ocurrir. Conforme iba avanzando en la investigación que serviría de base a mi libro, me fui enterando del papel que jugaron muchas personas a las que después tuve la oportunidad de conocer, en la decisión que tomó Fidel Castro para abrir las puertas del país a todos aquellos que ansiaban dejarlo".

Narrado desde la fina sensibilidad de Mirta Ojito, a través de la voz y la percepción que tenía ella cuando era una jovencita, El mañana es un libro único en su estilo.

Esta obra ofrece un panorama histórico de Cuba y de la evolucion que ha tenido el régimen impuesto por Castro, muy alejada de los tratados que suelen escribir los especialistas en sociología de las masas y política internacional.

Y es de esa óptica íntima, humana y sensible con la que el libro fue escrito, de donde proviene la fuerza y la conmovedora energía literaria de las que está impregnada cada una de sus páginas.

"Ahora que veo las cosas en retrospectiva me doy cuenta que, entre muchas otras cosas, aprender a ser libre fue una de las dificultades más grandes que tuve al llegar a Estados Unidos. En Cuba el concepto de libertad es algo que no tiene mucho sentido. Allá no hace falta tomar ninguna iniciativa. El gobierno se encarga de que la gente tenga cubiertas ‘todas sus necesidades básicas’ sin necesidad de que pierda el tiempo tratando de obtener lo que necesita por su parte".

Descritos con todo lujo de detalles, los días que Mirta Ojito y su familia tuvieron que esperar a salir de Cuba se convirtieron en toda una odisea que supera, por su fuerte contenido dramático, a cualquier libro de ficción.

"Pasamos todo el tiempo posible encerrados en la casa. No queríamos hacer ruido, porque los vecinos podían enterarse de que estábamos ahí, listos para irnos. Por medio de la radio seguíamos las noticias acerca de las decisiones que Fidel estaba tomando. Y también nos enterábamos de los llamados que él le hacía al pueblo cubano para deshacerse de todos los ‘gusanos’ que, como nosotros, anhelábamos simplemente tener un mejor futuro para nuestras vidas".

Algo admirable que permite ver un libro como El mañana es la tremenda capacidad que tuvo Mirta Ojito para revivir algunos pasajes fundamentales de su niñez y la complicada forma en que ella y sus padres pudieron salir de Cuba.

"Durante el tiempo que llevé a cabo mi investigación utilicé los recursos que aprendí en el periodismo. Eso me permitió mantener una constante distancia emocional hacia el material con el que estaba trabajando. La emoción llegó mas tarde, cuando empecé a enfrentarme a las páginas que había escrito. Recuerdo que la primera vez que pude leerlo completo, terminé con los ojos llenos de lágrimas y una actitud rabiosa. Esto ocurrió porque en esos momentos sentí, por primera vez en la vida, que la política había jugado un papel desmedido en mi niñez y que, desde muy temprana edad, había sido manipulada y hasta marcada por la misma manipulación ideológica de la que han sido objeto millones de niños cubanos".

Para Mirta Ojito el futuro de Cuba, país que lleva atado a su corazón por un lazo que parece indestructible, no tiene en estos momentos ninguna definición. Lo más cercano a la forma en que puede describirlo es una gran interrogante.

"No estoy muy segura, todavía, que podrá pasar en un futuro cercano. Pero ya es obvio que la muerte de Fidel Castro no sería el final del régimen castrista impuesto por él. Tampoco creo que su desaparición marcaría el inicio de una transición política en el país. Lo que me gustaría, como supongo también les gustaría a todos los cubanos que conozco, es que puedan llegar a reinar en Cuba la paz y la prosperidad. Y que, por encima de cualquier otra circunstancia, los cubanos puedan determinar su futuro y su gobierno en libertad y sin injerencias de parte de ningún gobierno extranjero. Ése es mi sueño y me gustaría, por más de una razón, poder ser testigo de que esto llega a volverse realidad".